En México, la comida tiene alma. No solo alimenta el cuerpo: nutre la memoria, los afectos, las raíces. Cada platillo es una historia viva que viaja de generación en generación, y en ninguna fecha del año se siente con tanta intensidad como durante el Día de Muertos. Esta celebración, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, es mucho más que una tradición: es un diálogo entre el mundo de los vivos y el de quienes ya partieron, un reencuentro amoroso donde los sabores se convierten en lenguaje del alma.
En cada altar, entre velas, flores de cempasúchil y copal, la comida ocupa un lugar central. Se ofrece no solo como alimento, sino como símbolo de cariño y gratitud. Los platillos que se colocan son los preferidos de los difuntos, porque se cree que, durante estas noches, regresan a disfrutar de lo que más amaron. Así, los aromas que llenan las casas son una invitación: el olor a pan recién horneado, el chocolate caliente, el mole que burbujea en la olla, el dulce de calabaza que se carameliza lentamente.

El pan de muerto, quizá el más emblemático de todos, guarda un profundo significado. Su forma circular representa el ciclo eterno de la vida, mientras que las tiras que lo adornan simbolizan los huesos de quienes recordamos. Espolvoreado con azúcar o perfumado con naranja, es un gesto de dulzura que conecta el presente con el pasado. Al probarlo, recordamos que la vida continúa en cada bocado compartido.
El mole, en cambio, encarna la complejidad de la historia mexicana. Es el resultado del mestizaje, una fusión de ingredientes prehispánicos y europeos que exige paciencia y devoción. Su mezcla de chiles, cacao, especias y semillas no solo deleita el paladar, sino que también narra siglos de encuentros y transformaciones. Prepararlo para el Día de Muertos es un acto de amor: un guiso que requiere tiempo, cuidado y entrega, igual que la memoria de quienes honramos.

Los tamales, presentes en altares y reuniones familiares, son otra ofrenda ancestral. Su masa representa el cuerpo, su relleno los sabores de la vida, y la hoja que los envuelve simboliza el abrazo final de la tierra. Hacer tamales es un ritual comunitario, un momento en que las manos trabajan juntas, las voces se cruzan y la memoria se comparte. Al abrir uno, sentimos que cada capa guarda una historia, una presencia, un recuerdo.
Y están los dulces, las calaveritas de azúcar, el atole y el chocolate caliente, que llenan las ofrendas de color y dulzura. Cada uno tiene su propio simbolismo: el azúcar representa la alegría de vivir, el chocolate la fuerza del espíritu, y el atole, tibio y espeso, el calor que reconforta en la madrugada. Estos sabores nos recuerdan que el Día de Muertos no es una festividad triste, sino una celebración luminosa donde la vida y la muerte se abrazan.
La gastronomía, en este contexto, es un puente. Une el pasado con el presente, la ausencia con la presencia, el recuerdo con el acto de compartir. Es una manera de decir: sigues aquí, te recordamos, te celebramos. En México, la cocina es también una forma de fe, un territorio donde el tiempo se disuelve y los sabores permanecen.
En 10 Experiences Tour, esta visión se hace tangible. Cada platillo, cada aroma, cada historia contada durante la experiencia busca conectar a las personas con la esencia de México: su tierra, su cultura y su espiritualidad. El Día de Muertos es una inspiración constante para nosotros, porque representa lo que creemos: que comer es una manera de sentir, de recordar y de rendir homenaje a quienes nos enseñaron a disfrutar la vida con todos los sentidos.
Un espacio donde el arte, la música y la gastronomía dialogan, celebramos esa unión entre tradición y presente. Cada experiencia es una ofrenda contemporánea: un homenaje a nuestras raíces, a los sabores que no se olvidan y a las historias que siguen vivas.
Porque en México, incluso cuando hablamos de la muerte, lo hacemos celebrando la vida. Y en cada plato que compartimos, la memoria sigue viva —aromática, vibrante y eterna—, como el corazón mismo de nuestra cultura.
Bibliografía.
- Brandes, Stanley. “Sugar, Colonialism, and Death: On the Origins of Mexico’s Day of the Dead.” Comparative Studies in Society and History, 1997.
- Godoy, Maria. “Sugar Skulls, Tamales And More: Why Is That Food On The Day Of The Dead Altar?”. NPR, noviembre de 2016.
- Kennedy, D. Cocina esencial de México. Fondo de Cultura Económica.
- Muñoz Zurita, Ricardo. Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana. Larousse Cocina.


